domingo, 6 de julio de 2025

Paso a paso, sonriente: celebramos 90 años de Rosa

Rosa, hoy celebramos 90 años de vida intensa y apasionada.

Noventa años vividos con una fuerza poco común, con la energía de quien sabe amar la vida y quiere seguir caminando hacia su plenitud. Paso a paso, con su carrito, su corazón sigue volando, deseando saborear cada instante, sorbo a sorbo. ¡Cuánta energía encierra esta pequeña gran mujer, cuánta profundidad en su alma!

Ha trabajado sin descanso, tejiendo lazos sólidos con su familia, amigos, vecinos y compañeras de trabajo. Se ha entregado generosamente, regalando su tiempo y dedicación a quienes la rodean.

Su vocación sanitaria es reflejo de un corazón entregado al servicio y al amor. Como enfermera, ha dado lo mejor de sí, colocando su trabajo en el centro de su vida —y así sigue, con esa vitalidad que parece desafiar el tiempo.

No importa la edad ni la estatura, sino la capacidad inmensa que tiene para llegar al corazón de tantos. Sencillez, alegría, entrega y generosidad definen a Rosa en toda su dimensión humana.

Desde niña, sus padres la guiaron con cariño, llevándola a la iglesia del pueblo, donde ella misma fue catequista. Su vida ha estado siempre cerca de un entorno espiritual que le ha dado sostén y esperanza. Su vínculo con las Siervas de la Pasión, en especial con Sor Milagros, y su amistad con los sacerdotes espiritanos, son testimonio de esa fe profunda.

Pero Rosa es, ante todo, una mujer libre, independiente, con un deseo constante de crecer y la esperanza de la felicidad. Ha vivido el dulce jugo de la vida y también sus momentos de sufrimiento, pero siempre con valentía y serenidad.

Su madre fue un faro en su camino, y Rosa la cuidó con ternura durante siete años de enfermedad, acompañándola hasta el final, con amor y paz en el hogar familiar.

Otra persona que la acompañó fue su amiga íntima, Ana Jiménez, a quien hemos despedido hace pocos meses.

Hoy, Rosa sigue adelante. Noventa años llenos de experiencias que laten en su corazón. Alcanzar este hito solo es posible cuando se vive guiada por valores firmes, con propósito y sentido. Ella ha cultivado esos valores y se ha ido puliendo, como un diamante, desde su adolescencia hasta esta plenitud.

Ha sabido priorizar lo esencial y conserva, aún hoy, esa sonrisa luminosa que es su sello.

Haciendo honor a su nombre, Rosa ha esparcido a su paso la fragancia de la amistad, ese perfume sutil que da vida y vibración a su entorno.

Hoy, familia, amigos, vecinos y la comunidad de San Félix nos unimos para celebrar contigo este día tan especial. ¡Qué hermosa capacidad de convocatoria! Esta jornada será inolvidable para ti y para todos los que te queremos.

Rosa, te deseamos que sigas avanzando en tu camino, pasito a pasito, con la firmeza y alegría que te caracterizan, hacia una nueva década de plenitud que te acerque aún más a Dios.

Da gracias a Dios por todo lo vivido, por la huella que has dejado y porque hoy no te arrastras hacia donde no quieres, sino que caminas con la fuerza de tu voluntad hacia donde tú deseas. Has visto cumplidos muchos de tus sueños y sabes que la vida aún vale la pena, rodeada de amigos y guiada por el gran tesoro de tu vida: Dios, el creador amoroso que te regaló el don de la existencia, llenándola de sentido y esperanza.

¡Felicidades, Rosa! Que estos 90 años sean solo el comienzo de una nueva aventura llena de luz y bendiciones.