24 de junio de 2021
Hoy celebramos el aniversario de un sí firme y sólido, que se dieron Manuel y Pilar con una profunda convicción. La historia que iniciaban juntos atravesaría toda clase de mares, las dificultades propias del ser humano. Pero empezaron con la fortaleza de unos principios y valores que con el tiempo se fueron cohesionando cada vez más, hasta llegar a ese grado de madurez donde la complicidad intelectual y la emocional han ido dando forma a una relación apasionante, que llena de sentido sus vidas.
Como académicos, han ido más allá de las aspiraciones
propias de cualquier matrimonio. Sus vidas han seguido un ritmo trepidante. Su
amor al saber, al conocimiento y, en especial, a la psicología humanista, les
ha llevado a una intensa dedicación profesional. Al ser compartida, no ha
restado intensidad a su amor, al contrario. Han llevado una vida creativa,
llena de sorpresas y encuentros, intentando actuar en coherencia con sus principios
y con aquello que enseñaban.
Pilar
Pilar sigue teniendo el corazón de una jovencita inquieta,
que no se dejaba de preguntar, admirar e interesar por todo: nada la deja
indiferente, ama la vida y le gusta disfrutarla con sus amigos y con la
familia. Como santa Teresa, siente regocijo en el alma y gusta de todo aquello
que la hace vibrar, sentir, amar. 50 años después, Pilar sigue con ese deseo de
abrirse como una flor, empapándose de belleza. He visto fotografías de su
juventud y veo que sus ojos y su mirada son los mismos: penetran la realidad,
para sacarle el máximo jugo a la vida. El deseo de Pilar por aprender ha ido
madurando con la serenidad de alguien que extrae una gran lección de todo. Su
gran maestro y referente, Wukmir, la hizo ahondar en las cuestiones vitales del
ser, alrededor de la gran pregunta: ¿quién soy yo?
Ella ha profundizado en ese misterio que configura el ser
humano, mente, cuerpo y alma, y toda su proyección social. Hoy, 50 años más
tarde, Pilar ha entrado en esa fase de hacerse consciente de sus propios
límites, asumiendo con madurez que, en la gran academia de la vida, la
sabiduría acumulada la puede convertir en consejera propia y de otros. Cuando
la escucho hablar, percibo un torrente de experiencia vivida con intensidad.
Manuel
Manuel, hombre de mirada profunda, recio y sólido en su
pensamiento, tras su aparente gravedad se muestra exquisito y amable en el
trato. Luchador nato, perspicaz y agudo, sabe dar a diana con sus palabras tan
acertadas y densas. Sabe tocar a fondo en lo nuclear de la existencia. La vida
le ha puesto ante retos difíciles y situaciones límite, con su salud; pero él,
como un gimnasta o un corredor, que lo fue en sus años mozos, siempre ha
demostrado su empeño y ahínco por no rendirse. Ha sido un auténtico campeón y
ha subido al podio de la victoria en su contienda por vivir y superar la
enfermedad, como lo explica en su último libro, Una vida en tres tiempos. Una lectura ejemplar y recomendable, pues
es la historia de un hombre que ha sabido sortear como un surfista las grandes
olas de su existencia.
Hoy
Hoy Manuel y Pilar vuelven a decirse sí, con un bagaje de
ricas experiencias pasadas por el corazón. Hoy, curtidos en este devenir histórico
hacia la madurez, vuelven como dos jóvenes ilusionados a reafirmar el sí a un
proyecto de vida que iniciaron hace 50 años. Siguen amándose, quieren eternizar
ese primer encuentro que los llevó a un compromiso definitivo: unir sus vidas.
Hoy quieren volver a mirarse con el deseo de seguir esta aventura, unidos por
el amor, la familia, la ciencia, la verdad, el conocimiento y la belleza. Se
atreven a seguir dando zancadas hacia el verdadero núcleo de su amor: crecer,
expandirse, atisbar un nuevo horizonte luminoso e ir descubriendo con más
intensidad la presencia silenciosa de Dios, que sopla como una delicada brisa
en sus vidas.
Manuel y Pilar son personas con profundas convicciones
religiosas que han sabido dar una dimensión trascendente a su búsqueda de la
verdad. Más allá de las ciencias, su vida tampoco se entendería sin una fe
recia que ha marcado todo su discurso.
Manuel y Pilar, me alegro de formar parte de vuestra
constelación de amigos. Hoy, en esta celebración de vuestro 50 aniversario,
quiero daros las gracias por seguir haciendo el bien a tantas personas.
¡Felicidades!
Padre Joaquin, gracias por participar a los feligreses nuestra felicidad y valores.
ResponderEliminarEs realmente un gran testimonio. ¡Tenemos tanto que aprender, de quienes han pasado una vida juntos!
ResponderEliminarPadre Joaquin: Gracias por sus palabras escritas para nuestro aniversario. Es evidente que en tantos años de travesia juntos, se han de afrontar gran cantidad de experiencias vitales tanto positivas como negativas. Lo importante a nuestro juicio es que efectivamente si se superan unidos,te hacen mas fuerte consolidando la pareja.Con la calma de los dias pasados releerlas nos ayuda y alegra. Cordialmente Pilar y Manuel.
ResponderEliminarMuchas gracias a vosotros, Pilar, por vuestro testimonio y amistad.
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