domingo, 11 de agosto de 2019

Sobrevivir o vivir


Cuando hacemos un parón en nuestra vida, podemos reflexionar y pensar si estamos viviendo o sólo sobrevivimos.

La gente corre, no tiene tiempo, no piensa, no se cuestiona, no sabe a dónde va… ¡Sobrevive en un mundo turbulento! Sobrevivir es como respirar con dificultad, jadeando, al límite. Se hace mucho, se vive poco.

Otra forma de sobrevivir es pensar: «A vivir, que son dos días». Quienes así piensan explotan el tiempo y dilapidan sus fuerzas.

La bulimia del tener o del hacer es una forma de supervivencia multiplicada. Es bueno trabajar y tener lo necesario. Pero lo que nos sirve para sobrevivir, exagerado o en exceso, nos puede impedir vivir en plenitud.

El que sobrevive actúa compulsivamente. El instinto de supervivencia degenera en una compulsión: por comer, por acumular cosas, por embarcarse en un frenético activismo… La adicción no es vivir.
Sobrevivir en exceso es malvivir, es ser esclavo de las adicciones. Muchas personas creen vivir, pero, en realidad, «desviven».

No conocemos nuestras necesidades reales, que van más allá de las básicas. Cuando ya tienes lo básico y lo necesario, hay que aspirar a algo más que la supervivencia. Tener mucho no es más que sobrevivir, aunque seas rico en posesiones. Simplemente, eres un gran superviviente, a gran escala.

Empezar a vivir


¿Cuándo empiezas a vivir? Cuando das importancia al otro, más allá de ti mismo. Cuando dejas de centrarte en ti, en tu ego, en tu panza, en tus adicciones y necesidades, y pones distancia entre lo que quieres y lo que eres. Cuando te preguntas si lo que quieres realmente te da vida o te la quita. Porque no siempre te hace vivir.

¿Qué te hace vivir? Te hace vivir abrirte al otro, a la vida, a Dios. Aprendes a vivir cuando amas: entonces la vida tiene sentido. No te importa perder el tiempo. Asumes no tenerlo todo. Das valor al tiempo, al silencio, a la soledad. Sabes pasear solo, con Dios o con los demás. Te maravillas de las cosas pequeñas y sencillas. Descubres que no tienes que pretender ser lo que no eres, y aceptas tu realidad, tal como es.

No estás atado ni hipotecado. Aprendes a volar libre. Pones en el centro de tu vida no cosas, sino personas. Tienes una visión trascendente de la vida. Eres libre de las cadenas del ego.

Hoy se cree que vivir es correr; vivir es andar despacio.

El que sobrevive centra su vida en tener dinero. El que vive, cuando acepta sus capacidades reales, puede vivir de eso. Potencia lo que sabe y puede, lo que es.

El que vive es feliz; el que sobrevive vive angustiado, a modo de urgencia, siempre estresado y corriendo, aunque tenga mucho.

El que hace mucho, con apresuramiento, también está sobreviviendo. Si no hay paz y serenidad, su ego está en el centro y explota su vida. ¿Cuál es el precio? La enfermedad, el cansancio y el dolor.
Otra forma de sobrevivir es querer controlarlo todo. Quien controla a los demás lo hace por miedo e inseguridad, en el fondo.

La caída, la enfermedad, el accidente… todo esto nos alerta de que algo no hacemos bien.

¿Cómo está tu mundo interior?


Si está lleno, estarás en calma ante el mundo exterior. Una vida interior llena —sólo Dios basta— nos da paz, incluso en medio de la tormenta.

Vivir es tener una rica vida interior. Te permite vivir asombrado y agradecido. Si sólo ves lo exterior, siempre estarás sobreviviendo. Si ves el interior —de las personas, de las cosas— tu vida dará un salto y empezarás una experiencia regeneradora. Nacerás de nuevo, y vivirás.

Actitudes que te sirven para sobrevivir, pero no para vivir en plenitud, y sus antídotos:
-      Miedo.                               Coraje, Audacia.
-      Desconfianza.                    Confianza.
-      Cerrarte.                             Abrirte.
-      Estar a la defensiva.           Aceptar al otro que es diferente.
-      Codicia.                              Saber perder.
-      Aferrarte a las cosas.         ¡Soltar!
-      Acumular.                           Desprenderse, dar.

1 comentario:

  1. Que verdad, las vacaciones deben hacernos reflexionar lo que hacemos, es estresarnos mucho más,gasto, consumo excesos en comida, bebida,etc cuando tenemos que buscar en el silencio, soledad a Dios, a través de preocuparnos por los demás y buscar la perla que es Jesús, gracias Padre Joaquín por su reflexión de sobrevivir o vivir, en todo momento nos evangeliza🙏

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