Hay personas que viven en una situación de permanente
indecisión. Son perfiles que podríamos llamar “líquidos”, como si no tuvieran
claro quiénes son, qué hacen y qué quieren. Viven como en tierra de nadie, con
un horizonte confuso, sin un propósito vital que les haga salir de sí mismos y
capaces de tomar decisiones. Son personas que viven como si una espesa niebla
las cubriera; desaparecen cuando menos te lo piensas, como si se evaporasen.
De apariencia tímida, suelen ser poco habladoras, como si
tuvieran miedo a ser ellas mismas. En grupo se muestran discretas y a veces
huidizas. Les cuesta cooperar, servir, sociabilizar. Se las ve solas y alejadas
con frecuencia y tienen dificultades para la comunicación normal cotidiana.
Paradójicamente, muchas de estas personas tienen una intensa
actividad digital y numerosas conexiones virtuales. La soledad y la inseguridad
quedan tapadas en las redes sociales, en las que se prodigan y se mueven constantemente.
En cambio, en situaciones presenciales, se tapan tras una careta que oculta la
gran laguna de su identidad. Viven un frenesí virtual, continuamente se
descargan vídeos, programas o juegos y alimentan contenido no siempre claro con
el WhatsApp. Las tecnologías pueden generar en ellas una total dependencia y
adicción.
Con estas personas reservadas, poco asequibles, de carácter
gelatinoso, nunca se sabe en el fondo qué piensan, qué las motiva. Son y no
son, están y no están, hacen y no hacen. Viven en un estado de indefinición. Me
recuerdan a esos corredores que, antes de acabar la carrera, les falta aire y
nunca llegan a la meta. Se autoexcluyen a sí mismos de cualquier compromiso y
caminan sin rumbo, flotando en el vacío, en una frustración permanente.
¿Tienen pánico a enfrentarse a la realidad, que les exige
sinceridad, presencia, compromiso? ¿Temen abrirse a los demás? ¿Les da miedo
madurar para asumir responsabilidades? ¿Les cuesta aceptar su inseguridad, y al
mismo tiempo su capacidad de acción y decisión?
El discernimiento, es verdad, da vértigo. Verse vulnerable
ante los demás puede generar una terrible inseguridad. Lanzarse de lleno al
mundo real, para estas personas, implica salir de ese agujero negro que los
absorbe, incapacitándolos para proponerse metas entusiasmantes. Sobre todo, les
cuesta echar abajo su búnker interior, en el que viven encarcelados.
¿Por qué este tipo de personas viven y actúan en medio de
una espesa niebla? En su yo más profundo quizás hay un gran miedo a la luz, a
exponerse, tal como son. ¿Qué les ha ocurrido para preferir vivir en la burbuja
de su ego? No han reconocido ni desplegado sus valores y talentos y se
esconden, viviendo cosas irreales. Quizás han sufrido experiencias muy
dolorosas en su pasado, con su familia. Quizás la soledad los ha incapacitado
para comprometerse y se sienten inseguros ante los demás. Quizás la
inestabilidad familiar no les ha dado esa base sólida que les permita confiar y
abrirse a los demás. Tal vez les han faltado personas sólidas, coherentes,
maduras, que hayan sido referencias y modelos a imitar. Ahora, viven la
realidad como si se ahogaran y prefieren la cabina de oxígeno para ir
sobreviviendo. Los pulmones de su psique están frágiles por falta de una
educación que les ayude a plantearse retos, asumiendo el esfuerzo por
alcanzarlos, las ganas y la voluntad para romper esa barrera de seguridad
artificial.
Ojalá algún día encuentren quien les ayude a salir de ese
caparazón que se han creado. Que algún día descubran que el oxígeno entra
cuando te abres a los demás, y que ese aire es mucho más potente y rico que el
de la burbujita personal. Es mucho mejor sufrir porque amas y ensanchas tu vida
y tu corazón, que encerrarte en tu mundo y distraerte con relaciones virtuales
que te hacen vivir en el país de las sombras. Es mucho mejor el riesgo a
perder, cuando te liberas, que la seguridad de una vida desconectada de la
realidad. Ojalá esas personas descubran el tesoro inagotable que hay en su
alma. Sólo así cada paso será una hermosa aventura que valdrá la pena vivir.
Mírate al espejo, mira tus ojos, más allá de tu pupila. Hay
un Himalaya de existencia en ti. Descubre la riqueza que tienes dentro.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarSensacionales palabras. Gracias
ResponderEliminarHay tantos porque que es difícil saberlo, porque cada cual utiliza la forma de protejerse como cree que es mejor, en una sociedad que cada vez tiene menos valores quien los tiene se tiene que reservas para que los buitres no se lo coman, quizás porque ellos no lo harían, por ate orar presisamente esos valores, hoy vale todo para todo se trata simplemente de sobrevivir.
ResponderEliminar¡Hola, Juan! Gracias por comentar. Me alegra contactar contigo. He visto que tienes un blog muy crítico e interesante. Lo miraré. A ver si nos vemos un día, si vienes por estas tierras... Un fuerte abrazo.
ResponderEliminarMuy linda reflexión Dios Le bendiga lo quiero mucho padre Joaquín bendiciones
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