domingo, 15 de agosto de 2021

Amor a la verdad

El concepto de verdad es amplio y requiere de un análisis en profundidad. Puede ser muy complejo, visto desde la filosofía y la moral, pero, más que entrar en disquisiciones, quiero ahondar en diferentes aspectos de la verdad y de lo que no es.

Dejaré para otro momento la definición de la verdad desde un punto de vista teológico y bíblico. Hoy quiero incidir en la dimensión psicológica y moral de la verdad.

La verdad no es subjetiva

La verdad es clara y luminosa: todo lo que se aparta de aquí puede ser seudo-verdad o post-verdad. No es una opinión ni un relato subjetivo de los acontecimientos, sino lo que es, lo que sucede realmente. Por ejemplo, el periodismo no siempre se ajusta a los hechos ni a la realidad objetiva. Ciertas tendencias ideológicas pueden sesgar el relato, dándole un tinte subjetivo y una carga intencionada que se desvía de los hechos reales y, por tanto, de la verdad. Los medios de comunicación, tanto la prensa como la radio y los digitales, pueden estar manipulando el análisis de la realidad con el fin de favorecer su línea editorial.

La verdad pide algo más que exponer los hechos. Ser fiel a la verdad implica mantener una actitud íntegra y honesta, aunque esto signifique dejar de lado las propias tendencias ideológicas. Cuesta mucho pedir esta lealtad al periodismo, porque estamos moviéndonos en el campo de la ética. Pero no puede haber un periodismo realmente profesional si no tiene en cuenta el marco moral por donde debe transitar. La verdad no es «mi verdad» subjetiva, ni una opinión personal, ni un posicionamiento en función de lo que me interesa. La verdad tampoco se compra ni se vende.

La verdad nos compromete

La verdad es tan convincente y rotunda que da miedo, pues puede hacernos cuestionar las propias creencias y nuestra esencia como persona. La verdad es una instancia moral, que exige una transparencia a prueba de bomba. Por eso se teme a la verdad, porque nos desnuda, dejándonos tal como somos. Es como un láser que ilumina la conciencia, escaneándonos por todos los poros. Y es tan fuerte que uno sabe, perfectamente, cuándo la ama o cuándo la está rechazando.

La verdad es una brújula que indica el camino a seguir. Todos estamos llamados a abrazar la verdad. Sin ella estamos perdidos y podemos llegar a desintegrarnos en el vacío, en el nihilismo, en la nada.

La verdad ilumina las prioridades en la vida, sean obras, imagen, poder, dinero. 

La verdad pisoteada

¿Quiénes pueden prostituir la verdad? Justamente, aquellos que tienen responsabilidades públicas y comunitarias. Por eso los que tienen mayores responsabilidades han de ser ejemplo y referentes para los otros.

La verdad, más que nunca, está siendo pisoteada en el ámbito social, político e incluso religioso. Los padres, los educadores, los políticos y las personas dedicadas a ayudar a los demás tienen que basarse en la verdad a la hora de ejercer sus tareas. Toda institución de carácter laico o religioso tiene que levantar la verdad como bandera; si no es así, creará una tremenda confusión en la sociedad. 

La verdad, incómoda

Hace tiempo leí un estudio psicológico sobre la capacidad de mentir en los ciudadanos. El escrito señalaba que prácticamente el 100 % de las personas mienten alguna vez, pero el 70 % lo hacen muy a menudo y el 40 % lo han integrado como parte de su vida. Sólo el 20 % mostraba problemas de conciencia; el 10 % se arrepentían, pero volvían a mentir; y sólo un puñado de personas tenían muy claros los límites entre la verdad y la mentira.

El mensaje dramático de este documento es que muchos han convertido la mentira en un modus vivendi, ya sea para sobrevivir o para ascender. Me quedé preocupado al leerlo, pues es una clara muestra de que estamos matando la verdad, porque nos molesta o nos incomoda, porque va directa como una flecha a la diana de nuestro corazón.

La verdad, por más que nos digan que es relativa, no lo es. Es absoluta, y nadie la puede poseer: se impone más allá de los discursos interesados. Penetra la esencia del ser y no se puede rechazar. Es como el sol, por mucho que se quiera tapar o arrojar sombras con las seudo-verdades, nadie podrá vencerlo: tiene tanta fuerza y luz que es indestructible. Está ahí, como el aire que se respira.

Verdad y libertad

La búsqueda de la verdad forma parte de la identidad humana, por eso la vida gira en torno a este gran valor.

La búsqueda de la verdad es tan potente que, en muchos casos, los que perseveran en ella son señalados y criticados, como se ha dado en el cristianismo y en otros grupos de librepensadores, filósofos, periodistas y autores que han sido arrojados al ostracismo mediático.

¿Por qué? Desde muchas instancias quieren matar la verdad porque va ligada a la libertad. Jesús lo dijo: La verdad os hará libres. Tanto la verdad como la libertad inquietan al poder, son antídotos que pueden neutralizar su carga letal. Es propio de la esencia maligna del poder destruir la verdad, sometiendo a las personas y haciéndolas vasallas y esclavas, cortando de cuajo su capacidad de razonar por sí mismas y alienándolas. La verdad es una bomba que puede destruir toda estructura de poder. Por eso la temen tanto, porque saben que puede demoler los fundamentos de las ideologías que lo sustentan.

Si se mata la verdad, la libertad y el amor, se está matando el valor sagrado de la vida, porque es una tendencia innata en el ser humano abrazar la verdad, y sólo desde ella se puede ser libre y amar.

Sólo la verdad puede regenerar el alma humana. Serás libre, la libertad te llevará al amor, y este te hará invencible. Nada ni nadie podrá contigo, aunque quieran silenciar la verdad, aunque te excluyan, te descarten e incluso te maten civil o físicamente. El poder pondrá en marcha su maquinaria para destruir la verdad con toda su fuerza y recursos, económicos y mediáticos. Pero la verdad nunca será vencida, aunque la quieran acallar o esconder. Sus rayos luminosos se proyectan en el corazón de cada hombre que la busca con sinceridad.

3 comentarios:

  1. Qué palabras más bellas, inteligentes y sinceras. La mentira nos borra de la vida.

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  2. Es un tema tan difícil de comentar en unas pocas líneas que solo lo puedo hacer con las palabras de un gran poeta como fue Antonio Machado:

    ¿TÚ VERDAD? NO, LA VERDAD; Y VEN CONMIGO A BUSCARLA. LA TUYA GUÁRDATELA.

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  3. Qué necesario es que se hable con claridad de esto. La verdad es una palabra tan maltratada... Y corren toda clase de ideas "raras" sobre la verdad. Los medios y el cine no ayudan nada. También me parece muy aguda y profunda la observación de que verdad y libertad van de la mano. El poder totalitario se aúpa sobre la mentira y la censura. Hoy debemos estar más alerta que nunca.

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