Dejaré para otro momento la definición de la verdad desde un
punto de vista teológico y bíblico. Hoy quiero incidir en la dimensión
psicológica y moral de la verdad.
La verdad no es subjetiva
La verdad es clara y luminosa: todo lo que se aparta de aquí
puede ser seudo-verdad o post-verdad. No es una opinión ni un relato subjetivo
de los acontecimientos, sino lo que es, lo que sucede realmente. Por ejemplo,
el periodismo no siempre se ajusta a los hechos ni a la realidad objetiva.
Ciertas tendencias ideológicas pueden sesgar el relato, dándole un tinte
subjetivo y una carga intencionada que se desvía de los hechos reales y, por
tanto, de la verdad. Los medios de comunicación, tanto la prensa como la radio
y los digitales, pueden estar manipulando el análisis de la realidad con el fin
de favorecer su línea editorial.
La verdad pide algo más que exponer los hechos. Ser fiel a
la verdad implica mantener una actitud íntegra y honesta, aunque esto
signifique dejar de lado las propias tendencias ideológicas. Cuesta mucho pedir
esta lealtad al periodismo, porque estamos moviéndonos en el campo de la ética.
Pero no puede haber un periodismo realmente profesional si no tiene en cuenta
el marco moral por donde debe transitar. La verdad no es «mi verdad» subjetiva,
ni una opinión personal, ni un posicionamiento en función de lo que me
interesa. La verdad tampoco se compra ni se vende.
La verdad nos compromete
La verdad es tan convincente y rotunda que da miedo, pues
puede hacernos cuestionar las propias creencias y nuestra esencia como persona.
La verdad es una instancia moral, que exige una transparencia a prueba de
bomba. Por eso se teme a la verdad, porque nos desnuda, dejándonos tal como
somos. Es como un láser que ilumina la conciencia, escaneándonos por todos los
poros. Y es tan fuerte que uno sabe, perfectamente, cuándo la ama o cuándo la
está rechazando.
La verdad es una brújula que indica el camino a seguir.
Todos estamos llamados a abrazar la verdad. Sin ella estamos perdidos y podemos
llegar a desintegrarnos en el vacío, en el nihilismo, en la nada.
La verdad ilumina las prioridades en la vida, sean obras,
imagen, poder, dinero.
La verdad pisoteada
¿Quiénes pueden prostituir la verdad? Justamente, aquellos
que tienen responsabilidades públicas y comunitarias. Por eso los que tienen
mayores responsabilidades han de ser ejemplo y referentes para los otros.
La verdad, más que nunca, está siendo pisoteada en el ámbito
social, político e incluso religioso. Los padres, los educadores, los políticos
y las personas dedicadas a ayudar a los demás tienen que basarse en la verdad a
la hora de ejercer sus tareas. Toda institución de carácter laico o religioso
tiene que levantar la verdad como bandera; si no es así, creará una tremenda
confusión en la sociedad.
La verdad, incómoda
Hace tiempo leí un estudio psicológico sobre la capacidad de
mentir en los ciudadanos. El escrito señalaba que prácticamente el 100 % de las
personas mienten alguna vez, pero el 70 % lo hacen muy a menudo y el 40 % lo
han integrado como parte de su vida. Sólo el 20 % mostraba problemas de
conciencia; el 10 % se arrepentían, pero volvían a mentir; y sólo un puñado de
personas tenían muy claros los límites entre la verdad y la mentira.
El mensaje dramático de este documento es que muchos han convertido
la mentira en un modus vivendi, ya
sea para sobrevivir o para ascender. Me quedé preocupado al leerlo, pues es una
clara muestra de que estamos matando la verdad, porque nos molesta o nos
incomoda, porque va directa como una flecha a la diana de nuestro corazón.
La verdad, por más que nos digan que es relativa, no lo es.
Es absoluta, y nadie la puede poseer: se impone más allá de los discursos
interesados. Penetra la esencia del ser y no se puede rechazar. Es como el sol,
por mucho que se quiera tapar o arrojar sombras con las seudo-verdades, nadie
podrá vencerlo: tiene tanta fuerza y luz que es indestructible. Está ahí, como
el aire que se respira.
Verdad y libertad
La búsqueda de la verdad forma parte de la identidad humana,
por eso la vida gira en torno a este gran valor.
La búsqueda de la verdad es tan potente que, en muchos
casos, los que perseveran en ella son señalados y criticados, como se ha dado
en el cristianismo y en otros grupos de librepensadores, filósofos, periodistas
y autores que han sido arrojados al ostracismo mediático.
¿Por qué? Desde muchas
instancias quieren matar la verdad porque va ligada a la libertad. Jesús lo
dijo: La verdad os hará libres. Tanto la verdad como la libertad inquietan al
poder, son antídotos que pueden neutralizar su carga letal. Es propio de la
esencia maligna del poder destruir la verdad, sometiendo a las personas y
haciéndolas vasallas y esclavas, cortando de cuajo su capacidad de razonar por
sí mismas y alienándolas. La verdad es una bomba que puede destruir toda
estructura de poder. Por eso la temen tanto, porque saben que puede demoler los
fundamentos de las ideologías que lo sustentan.
Si se mata la verdad, la libertad y el amor, se está matando
el valor sagrado de la vida, porque es una tendencia innata en el ser humano
abrazar la verdad, y sólo desde ella se puede ser libre y amar.
Sólo la verdad puede regenerar el alma humana. Serás libre,
la libertad te llevará al amor, y este te hará invencible. Nada ni nadie podrá
contigo, aunque quieran silenciar la verdad, aunque te excluyan, te descarten e
incluso te maten civil o físicamente. El poder pondrá en marcha su maquinaria
para destruir la verdad con toda su fuerza y recursos, económicos y mediáticos.
Pero la verdad nunca será vencida, aunque la quieran acallar o esconder. Sus
rayos luminosos se proyectan en el corazón de cada hombre que la busca con
sinceridad.
Qué palabras más bellas, inteligentes y sinceras. La mentira nos borra de la vida.
ResponderEliminarEs un tema tan difícil de comentar en unas pocas líneas que solo lo puedo hacer con las palabras de un gran poeta como fue Antonio Machado:
ResponderEliminar¿TÚ VERDAD? NO, LA VERDAD; Y VEN CONMIGO A BUSCARLA. LA TUYA GUÁRDATELA.
Qué necesario es que se hable con claridad de esto. La verdad es una palabra tan maltratada... Y corren toda clase de ideas "raras" sobre la verdad. Los medios y el cine no ayudan nada. También me parece muy aguda y profunda la observación de que verdad y libertad van de la mano. El poder totalitario se aúpa sobre la mentira y la censura. Hoy debemos estar más alerta que nunca.
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