domingo, 4 de febrero de 2024

Dos hermanas tenaces

Son dos hermanas, de origen dominicano, que un día decidieron emigrar a España buscando mejores oportunidades para trabajar y ayudar a su familia. Oriundas de Hato Mayor del Rey, un pueblo de tierra fértil, rico en cítricos, cruzaron el océano para abrirse camino en Europa. Su historia está llena de sacrificio y coraje, como la de tantas personas que muestran un constante empeño de superación y mejora personal. Son dos hermanas fuertes, luchadoras, que nunca han desfallecido en el intento por conseguir sus metas.

Aterrizar en un país tan lejano y diferente, y en una ciudad como Barcelona, ha supuesto para ellas un esfuerzo permanente por lograr la estabilidad económica y la integración social. Con muchas horas de desvelo, en medio de grandes inquietudes y no pocos momentos de duda, preguntándose si lo que hacían era lo correcto, no han vacilado nunca a la hora de trabajar por sus sueños. Tenían su propósito muy claro y jamás se han rendido.

Tras años duros de perseguir un sueño que tardaba en cumplirse, el milagro ha ocurrido. Su ahínco y su responsabilidad en el trabajo han dado sus frutos.

Maribel y Janet son dos mujeres alegres, serviciales y con profundos valores religiosos. Entregadas, generosas y con una fe férrea, su amabilidad les ha permitido generar redes de contactos y relacionarse con muchas personas; de ahí les ha surgido la oportunidad. Son abiertas y honestas, con principios muy sólidos y dones que las capacitan para crear vínculos a su alrededor. Desde el comienzo, tuvieron muy claro que no querían quedarse bloqueadas por el miedo ni los obstáculos. Después de una trayectoria con muchas dificultades, han llegado victoriosas a la meta, como auténticas atletas, pisando las «bandas» del suelo y saboreando el triunfo.  

Maribel y Janet son dos campeonas que han salido a correr el maratón de su vida y han logrado el éxito a base de perseverancia y tenacidad. Son un ejemplo, pero en este combate su fe en Dios las ha sostenido siempre. Él las ha acompañado, de él han sacado las fuerzas de flaqueza. Tener a Dios como aliado les ha permitido triunfar.

Hoy, Maribel y Janet gestionan la cafetería de un centro cívico del distrito de San Martín en Barcelona. Siempre se han llevado bien, se quieren mucho y ahora son socias en la empresa. Su reto es conseguir que la cafetería funcione y tenga muchos clientes satisfechos, que disfruten de su acogida y de su buena comida. Ellas lo tienen muy claro, y lo poseen todo para prosperar y mejorar como personas y como cristianas.

Me pidieron que fuera a bendecir el local y fue una bonita experiencia. Deseo que esta bendición sea para ellas un empuje espiritual que las ayude a desplegar todo su potencial. Estoy seguro de que Dios las acompañará en esta nueva travesía y espero que logren convertir ese lugar en un cielo donde los que vayan encuentren dulzura, amabilidad, seriedad profesional y, sobre todo, servicio y amor.

Doy gracias a Dios por haberlas conocido y porque forman parte de mi comunidad. Continúa la historia de estas dos hermanas tenaces en busca de su plenitud.

7 comentarios:

  1. Francia Janet Santana PEña4 de febrero de 2024, 12:21

    Waaao, me enternece su escrito Padre. Cuántos sentimientos conjugados en esos párrafos.

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  2. ¡Así es! Y así son ellas. Su ejemplo puede dar ánimo y esperanza a muchos.

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  3. Hace años que las conozco a las dos y el escrito refleja lo que son .
    Enric Serra.

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  4. Doy Fe que Janeth es una mujer encantadora, la conocí en Barcelona en un viaje a España, yo le pregunté por una orientación; pues estaba perdida y vaya sorpresa, que ésta bella y Cristiana mujer no sólo me guió, sino que me acompañó a donde necesitaba ir y además me pagó el tikete del metro. Dios te siga bendiciendo , te lo mereces, un abrazo y siempre tendrás mi gratitud y cariño.

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  5. Muy bello comentarios , bien merecido ,felicidades y lluvias de bendiciones

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  6. Tengo el orgullo de conocerlas y compartir con ellas, su familia y la mía son una sola en nuestro querido Hato Mayor, Dios las siga bendiendo enormemente, se lo merecen.

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  7. Dios las siga bendiciendo en su caminar, sus obran hablarán por ellas. ¡A seguir creciendo!

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