A lo largo de mi vida he conocido a personas que han ido perdiendo su identidad en favor de una marca publicitaria empresarial, o en una marca de sí mismos. Hoy, por Internet, se puede acceder a infinidad de masterclass donde se exponen los pasos para crear tu marca personal. También hay empresas (suelen ser negocios de marketing de redes o multinivel), que constantemente adoctrinan a sus asociados, a través de un profundo marketing, para abducirlos hasta asimilar su personalidad con la de la empresa. Estas personas se identifican totalmente con la marca corporativa, disolviéndose su yo en la publicidad. Las compañías utilizan técnicas muy bien elaboradas, con recursos psicológicos y emocionales y mantras de auto empoderamiento, insistiendo en elevar la autoestima de sus afiliados, de modo que les hacen sentirse auténticos campeones de la causa. Repiten una y mil veces el discurso sobre las bondades de la empresa, así como de sus productos. Y los afiliados, noche y día, estén con quien estén, hablan de la maravillosa empresa de la que forman parte. He podido comprobarlo de primera mano: estas personas acaban desapareciendo, convirtiéndose en la imagen publicitaria de la empresa. Su identidad queda fagocitada, pero están convencidas de que esto es lo mejor para ellas: no hay empresa mejor ni producto mejor. El límite entre ellas y el negocio queda diluido: son una misma realidad.
La verdad, oyéndolas, me quedo preocupado. Cuando recibo
mensajes de estas personas, estoy recibiendo publicidad e información de su
negocio; pocas veces he recibido una comunicación personal. Ni siquiera te
preguntan cómo estás, directamente te lanzan el mensaje corporativo.
Cuando cuestionas su trabajo se inquietan y se ponen muy
nerviosas. Están tan enajenadas que hasta se violentan. No saben separar ni
reconciliar trabajo, hogar, amistades u otros ámbitos: todo pasa por su
empresa. Pero es bueno, para la salud de una persona, separar los ámbitos y
equilibrar.
La esclavitud en nombre de la libertad
¿Por qué estas personas no te hablan de sí mismas? ¿Por qué
no te hablan de su situación, de cómo se sienten? Quizás sus vidas no sean tan
maravillosas y son incapaces de ver que en el mundo hay otras opciones, tan
valiosas como la suya. Quedan bloqueadas y no logran avanzar. Se exigen a sí
mismas más de lo que pueden dar y se cierran a otras posibilidades y
oportunidades.
Estas empresas hablan de libertad financiera. Es el gran
argumento para atrapar. Así, reclutan un ejército de gente que trabaja para
ellas, motivados, sí, pero la mayoría nunca alcanzan sus metas. ¿Cómo tapar la
frustración? A base de eventos, adoctrinamiento y mensajes reiterativos. Las
personas atrapadas no tienen tiempo de reflexionar y de ver su cruda realidad. Trabajan
muchas horas y obtienen poco dinero. Les han prometido la libertad económica y
muy pocos la consiguen. Necesitan tejer nuevas redes de contactos para
multiplicar sus ventas, pero no siempre es fácil, porque dependen de muchos
factores. La mayoría permanecen en un nivel bajo o intermedio, que apenas les
permite sobrevivir.
En las empresas multinivel esto es muy frecuente. Hay
enormes diferencias entre los de arriba y los de abajo. Para los que están en
la base de la pirámide, el trabajo puede ser doble, con resultados ínfimos.
Encontrar el camino propio
Creo que cada cual ha de conocer sus talentos y capacidades,
su formación y, sobre todo, su vocación. Y una vez lo sepa, empoderarse en
aquello que sea más acorde con lo que le gusta y con lo que es. Puede ser una
profesión, o un emprendimiento que tenga que ver con su personalidad. O puede
complementar dos trabajos diferentes: lo que le gusta y lo que le permite subsistir.
Sea cual sea, ha de potenciar su identidad y su plenitud humana.
Si el trabajo es importante, no menos lo son la familia y
los amigos. Reconciliar estos ámbitos es fundamental para vivir una vida plena.
Creo que no hemos de hablar tanto de “libertad financiera” sino de libertad
personal. Porque cuando se habla de “finanzas” puede haber un sesgo e incluso
una tendencia filosófica que sitúa el valor de la prosperidad por encima de
todos. Es verdad que todos tenemos el derecho a prosperar, pero siempre en
aquellos ámbitos que se identifiquen con nuestro carácter. Hemos de hacer una
sana reflexión sobre nosotros mismos y descubrir exactamente cuál es el
propósito de nuestra vida. Esta es la base del crecimiento humano, en lo
espiritual y en lo económico.
Sólo así sabremos que lo que estamos haciendo es lo
correcto, porque viviremos una vida en armonía con nosotros mismos.
Totalmente de acuerdo Mn Joaquin. Vivimos en una sociedad muy materialista y la idea de ganar dinero y prosperar seduce fácilmente y empantanados y liados en este afan no cabe en las mentes nada mas, y así nos dejamos engañar y dejar en el olvido ideales mas altos. El cristiano de hoy con una vida sobria puede, de algun modo, dar ejemplo de que no todo en la vida es lo material. Eso son "manejos" del diablo no me cabe duda.
ResponderEliminarComparto su opinion y la del que la corrobora..la libertad personal nos la ha dado Dios para que la utilicemos siendo honrados y conocedores de la verdad..asi es mas facil que no seamos tentados y sepamos responder !callate!!!
ResponderEliminarBuenas reflexiones para extraer de esta publicación y con la que estoy totalmente de acuerdo.
ResponderEliminarTristemente real el tema del dinero y... El de las apariencias.
¿En que nos estamos convirtiendo?.