martes, 17 de septiembre de 2024

Un Pilar Sólido

Este escrito quiere recordar a Pilar Socías, una persona con profundas convicciones, compacta y fuerte. Ha sido sostén de su familia, volcada a ella con una entrega sin medida. Para Pilar, su familia era sagrada. Quería siempre lo mejor para los suyos y no escatimaba esfuerzos para cohesionarla. Era lo primero en su vida.

Cuidó especialmente la relación con su hija. Su sintonía y conexión era total. Los sufrimientos que fue padeciendo no rebajaron la intensidad de su amor materno filial. Conservó su madurez y serenidad frente a las diferentes enfermedades que tuvo que soportar. Mujer tenaz y valiente, luchó afrontando las dudas y temores que seguramente surgieron en su interior. Pero su visión trascendente de la vida la ayudó a manejar situaciones límite. Pilar era una auténtica guerrera y jamás decayó en su esperanza. Nos ha dejado el ejemplo de una luchadora incansable hasta el final.

Pero no todo eran luchas: Pilar tenía una sensibilidad especial, que se manifestaba en su amor a la literatura. Pertenecía a un círculo de lectura que semanalmente se reúne a leer obras de los grandes clásicos. Navegando entre sus pasajes ahondaba sobre la realidad humana con extrema finura y penetración.

Roca firme en sus principios y convicciones, mantuvo su elegancia humana durante todas las etapas de su itinerario hasta el final. Demostró su valentía en medio de la incerteza y una tranquilidad última donde se vislumbraba la esperanza. Lo dio todo, hasta en los momentos más duros. Su amor a la familia la sostenía y puso todo su empeño en mejorar su salud, con tenacidad increíble, probando toda clase de remedios.

Pero no fue suficiente. La vida a veces es así, pero el rayo de luz interior que la iluminaba se ha convertido en un legado para todos: su hija Elena, su yerno Víctor, sus nietos Bernat y Aran, para ti, Ferran, para sus amigos.

En las últimas semanas de su vida tuve la oportunidad de hablar con ella. Participaba cuanto podía en la misa dominical y me di cuenta de que, tras su aspecto sencillo y su serena presencia en su corazón se escondían enormes valores. Era un cofre lleno de perlas: amabilidad, atención, deseo de servir y ayudar, amor. El destello de su mirada se iba apagando, pero aún vivía con intensidad. Aunque la vida se le escapaba, su corazón nunca dejó de vibrar.

Ahora, desde el cielo, seguirá protegiendo a los suyos. Como madre, abuela, compañera y amiga, supo dar lo mejor de sí misma. Aunque tuviera dudas, el cielo no es solo para los que creen, sino para los que aman. Esta es la promesa que Jesús nos hizo. Por eso tengo la certeza de que algún día, por encima de lo que nuestra razón pueda entender, Pilar nos estará esperando en un lugar más allá de las estrellas, en la eternidad.

3 comentarios:

  1. Si , que bonita reflexión y recuerdo,para los que creemos que la familia es un tesoro

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  2. Yo pienso igual mis hijos son mis dos pilares y mis nietas son lo más grande de mi vida y de mí corazón ❤️❤️❤️

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  3. Una sincera y bonita semblanza de Pilar, mujer valiosa dentro de nuestra comunidad de Sant Felix. Que esté ya en la presencia amorosa del Señor y que El consuele y fortalezca a los que la lloran. Mi humilde oración por el eterno descanso de su Alma.

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