domingo, 29 de noviembre de 2020

Cuando el amor se apaga


Todos ansiamos amar y ser amados. Este es nuestro anhelo más profundo: vivir amando. Forma parte de nuestra naturaleza humana. De no ser así, la vida se precipita hacia el abismo. La soledad, la falta de vínculos, vivir desconectado fragmenta al hombre. El amor es consustancial al ser humano. Pero también es cierto que, para vivir esta experiencia que colma todo deseo, es necesario estar preparado para esta gran aventura.

Desprenderse del egoísmo

Lanzarse al mar de la existencia con sentido y esperanza requiere de todo un aprendizaje para desengancharnos de una serie de capas que nos envuelven. Para empezar, hay que deshacerse de todo lo que no es propio, para descubrir en nuestro interior lo que nos constituye como persona. Cada uno de nosotros es un ser único, y desde nuestra peculiaridad estamos llamados a la vocación del amor, porque difícilmente podremos dar lo mejor de nosotros mismos si no saldamos las hipotecas emocionales de nuestro pasado.

Sobre todo, hay que desprenderse del egoísmo cultural y psicológico que nos impide abrirnos a los demás, ya sea por miedo, por incapacidad de confiar o porque no nos atrevemos a compartir con alguien aquello que somos, más allá de lo que tenemos y hacemos.

Es verdad que las malas experiencias nos llevan a blindarnos, como una defensa, cerrando muchas veces las puertas a nuevas personas y vivencias. Esto se ha podido dar porque no siempre decidimos correctamente a la hora de unirnos a una persona. Esto ocasiona muchos errores, que se pagan durante años y que finalmente llevan a la ruptura y, como consecuencia, al sufrimiento y a la soledad.

Tendríamos que plantearnos los verdaderos motivos por los que hemos decidido algo tan importante. A veces elegimos dar el paso de manera irresponsable, incluso frívola, sin prever las consecuencias. Incluso podemos tener algún interés escondido que no nos atrevemos a expresar. Construir un proyecto serio requiere de mucha madurez, discernimiento, entrega y, sobre todo, aparcar todo egoísmo.

Un fundamento sólido

Levantar una relación entre dos personas que se quieren debe hacerse sobre una base firme y sólida, inquebrantable, ya que los vaivenes de la vida pueden hacer tambalear cualquier edificio bien construido. Se hace necesario que las relaciones se mantengan fuertes para evitar las grietas que pueden ir debilitando los cimientos del amor de esas personas que se han comprometido. Sin tener esto claro, el paso del tiempo, la apatía y el cansancio, harán que el edificio se vaya fracturando y el proyecto que empezó con tanta ilusión acabe desplomándose. Por eso no hay que dejar de alimentar el fuego del amor. No puede faltar el combustible, a diario.

Muchas veces me pregunto cómo puede apagarse el amor, que empezó con tanto ardor. La lógica del amor es crecer siempre, florecer, expandirse, fructificar y llegar a cumbres de plenitud. Cuando el amor es auténtico y sincero, cuando se da el paso de la unión, asumiendo todos los riesgos, es porque hay algo encendido en el corazón de ambas personas. Ese fuego los lleva a mirar lejos, a orillar nuevos horizontes, a emprender todo tipo de hazañas y a sentir una profunda felicidad mutua. Dos que se aman están dispuestos a todo, hasta dar la vida por la persona con la que se decide compartirlo todo.

Pero, al cabo de un tiempo, esa fuerza arrebatadora que los impulsó a ir lejos en su aventura, se va apagando poco a poco. Con el paso de los días la vida se vuelve insoportable, pesada y angustiosa.

¿Por qué se apaga el amor?

Y me pregunto. ¿Qué ha pasado? ¿A dónde fue a parar ese huracán interior que os empujaba a vivir con intensidad? ¿Qué fue de ese volcán de fuego que llenaba vuestros corazones?

¿Fue algo auténtico, o fue una realidad virtual? ¿Teníais miedo de quedaros solos? ¿Os cansasteis y dejasteis de echar combustible a la hoguera de vuestro amor? ¿Por qué lo dejasteis? ¿Os dio vértigo seguir remando juntos, ante las grandes olas que envolvían vuestra barca y azotaban vuestra existencia? ¿Os vino grande afrontar las dificultades de la convivencia?

En la vida hay momentos de calma, en que todo se desliza de manera suave. Los amaneceres son bellos en alta mar, disfrutáis de la contemplación. Pero también hay momentos de fuertes sacudidas, que pueden llevar a volcar al barco. A veces surgen imprevistos ante los que no sabemos cómo reaccionar. Hemos de estar preparados para este viaje y saber, y prever, que toda existencia humana es un misterio. Nos topamos con la limitación del otro y con la nuestra. ¿Por dónde tenemos que ir?

La ciencia del amor

Yo os digo que, cuando todo lo que se proyecta está bien fundamentado, sobre una base sólida de amor, se está preparado para cualquier situación inesperada. Pero para esto se ha de amar mucho. Se ha de conocer mucho al otro y se ha de estar dispuesto a hacerlo todo por la otra persona. La ciencia del amor nos capacita para cualquier batalla, para tener el combustible a punto y activar todo ingenio y creatividad, para sortear las olas, girar a tiempo el timón y nunca enfrentarse a ellas, sino más bien navegar cruzándolas. Para esto se necesita temple, capacidad de reacción y, sobre todo, saber manejar la embarcación, mucha inteligencia y ser proactivo. Todo esto se puede aplicar a la vida, a las relaciones humanas y a dos personas que han decidido vivir juntas para siempre.

Se requiere de un buen equipaje para iniciar esta aventura llena de misterio y sorpresas. Para ello, siempre hay que mantener encendida la lámpara, y esto requiere prever la energía necesaria para que nuestra existencia sea luminosa y bella. De no ser así, la vida será un naufragio, los corazones rotos serán cuerpos sin vida flotando entre las olas, a la deriva. Será cuando la vida se vuelva nauseabunda, y nos sentiremos castigados a vivir sin vivir, deslizándonos hacia el abismo, hacia el sinsentido, hacia la hipocresía. Sólo lo puramente fisiológico mantiene ese hilo que está a punto de romperse. Qué vida tan gris, tan pobre.

Si eres capaz de dejar de pensar sólo en ti mismo y de recrearte en tus errores harás posible que, de momento, el hielo se derrita. Poco a poco, sanarás y se irán cerrando las grietas del corazón, para volver a encender la pasión. Cuando el ego se empequeñece estarás preparado para que, de las cenizas, reaparezca la brasa incandescente que, con un soplo, puede volver a arder. Así renacerá la pasión que hizo posible que una gran llamarada envolviera tu vida. Sólo necesitas desearlo, quererlo, y una fuerte voluntad para superar todos los fantasmas que os han convertido en «zombies». También una gran dosis de paciencia y dulzura. Solo de esta manera se producirá el milagro: volver a sentir aquello que sentíais cuando estabais profundamente enamorados, esas emociones que os llevarán a vivir como si estuvierais en el cielo.

4 comentarios:

  1. La convivencia es algo complicada, son varios los factores que la alteran pero el amor todo lo puede. El hombre/la mujer, no puede vivir plenamente sin el amor.
    Angels

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  2. La convivencia es algo complicada, son varios los factores que la alteran pero el amor todo lo puede. El hombre/la mujer, no puede vivir plenamente sin el amor.
    Angels

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  3. No sólo es importante el fundamento, sino el alimento... Hay relaciones que empiezan muy bien, fuertes y vivas, pero si no se cuidan, todo puede morir. ¡Gracias por este bello escrito, tan vital, tan realista!

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  4. "Construir una base sólida de amor", es una frase con la que defines muy bien el fundamento de una buena relación de pareja futura... pero, siempre hay peros, con qué material construímos la "piedra angular" de nuestro futuro de pareja. La elección o, separar el trigo de la paja es fundamental, pero..., como no lo podemos hacer solos porque nos ciega el amor, yo diría que nos quema, pues confundimos amor con pasión... ahí está la cuestión que cuando la llamarada consume la leña quedan cenizas, para eso la Iglesia junto a otros especialistas tiene una gran labor que hacer... informar con tiempo suficiente a la pareja del futuro que les espera, que no es precisamente el que ven en otras parejas idealizadas o en las comedias románticas que la publicidad de consumo se encarga de mostrar, es algo más serio para quien piensa en el matrimonio como un Sacramento que no se debería romper porque arrastra, con esa ruptura, parte de lo que somos o fuimos.

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