domingo, 10 de noviembre de 2024

«Ens en sortirem!»

Nuria Piqué Viadiu nació el día 8 de agosto de 1942 en Mura, población medieval del Bages, de la que ella guardaba gratos recuerdos de su infancia. Sus padres, Salvador y María, tuvieron cuatro hijos. Uno de ellos falleció siendo pequeño. Pedro, el mayor, está casado y tiene tres hijas: Montserrat, Nuria y Asun, madre de Yusuf y María. Los sobrinos nietos eran la alegría de Nuria. Fina, su hermana menor, murió a causa de un accidente de coche. Su recuerdo era frecuente pues era una persona de mucha valía que dejó un recuerdo imborrable para quienes la conocieron.

Nuria fue a la escuela de Mura y luego hizo cursos de costura en Manresa. En esta ciudad estableció amistad con una persona del Opus Dei que impartía medios de formación a varias amigas. Más tarde trasladó a Barcelona para matricularse a un curso de corte y confección en la Escuela Pineda, obra corporativa del Opus Dei, situada en la avenida República Argentina. Al terminar los estudios se facilitaba trabajo a las alumnas en establecimientos de prestigio de Barcelona. Pero Nuria, al conocer mejor el Opus Dei en la escuela, pidió la admisión como agregada.

Pronto colaboró en la escuela Pineda dando a conocer todas las ramas de Formación Profesional que se impartían allí, así como la  titulación de Graduado Escolar, necesaria para formalizar un contrato de trabajo. Estos cursos eran becados si accedía a ellos un número determinado de alumnas. Nuria, con su Citroën «dos caballos», recorrió varias ciudades de España dando a conocer esta oportunidad de estudio y empleo en la Escuela Pineda a numerosas alumnas que finalizaban la Educación General Básica.

Por la escasez de espacio se vio la conveniencia de establecerse en Bellvitge, zona de Hospitalet que crecía rápidamente en los años de severa inmigración. Los estudios de Formación Profesional impartidos en Barcelona se trasladaron allí. Nuria colaboró muy activamente en la instalación y luego en el mantenimiento de la Escuela Pineda, que amplió estudios con Enseñanza Primaria y Secundaria, llegando a contar con ochocientas alumnas matriculadas. Nuria contribuía impartiendo educación cristiana a distintos niveles.

Trabajadora incansable, asumía con responsabilidad y un profundo espíritu de servicio su tarea. Allí donde estaba sabía generar un buen clima. Le gustaba que las alumnas estuvieran a gusto; por eso ellas la buscaban para pedirle los menús más apetecibles para ellas.

Otra dedicación laboral se le presentó al ofrecerle el IESE (Escuela Superior de Empresas) la corresponsalía de libros para los alumnos de máster, procedentes de varios países del mundo.  Orientada por los profesores y su gusto por la lectura, facilitaba a los alumnos los ejemplares más adecuados a su especialidad y de formación cristiana en varios idiomas. Se dedicó a estas labor hasta su jubilación.

Su amor por la lectura era extraordinario: disfrutaba leyendo y había en ella una inquietud por el saber y por llegar al fondo de las cosas. Intentaba sacar el máximo jugo de los libros y quería que sus compañeras de vocación también conociesen a fondo los textos que proponía.

Nuria Piqué poseía una fuerte personalidad. Recia y convincente en sus principios morales y religiosos, se distinguía por su entrega y servicio a los demás. Ante las situaciones complejas, siempre sabía ver el lado positivo y extraer algo bueno. Para ella todo sumaba y aprovechaba todo lo que pudiera aportarle la vida. Miraba las cosas con una óptica amplia, como si las viera desde el más allá. Una expresión muy suya definía su actitud vital de total confianza en Dios: «Ens en sortirem!», decía, en su catalán materno.

Tanta era su fe que, aunque pasara por situaciones extremas, tenía la certeza de que Dios actuaría en la historia.

En su última etapa, ya jubilada, padeció una enfermedad que limitó su vida y sus quehaceres, pero supo afrontar con serenidad y lucidez los últimos tiempos, con gran realismo y muy consciente de su situación, incluyendo los cambios anímicos. Poco a poco, a medida que se acercaba su final, añadía a su lema una coletilla de total abandono: «El que Déu vulgui». Especialmente lo decía en los momentos más duros de su enfermedad.

Núria murió el día 15 de octubre de 2024. Todos los que la conocieron y trabajaron con ella la recordarán con enorme cariño y gratitud.

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