Nuria
fue a la escuela de Mura y luego hizo cursos de costura en Manresa. En esta
ciudad estableció amistad con una persona del Opus Dei que impartía medios de
formación a varias amigas. Más tarde trasladó a Barcelona para matricularse a
un curso de corte y confección en la Escuela Pineda, obra corporativa del Opus
Dei, situada en la avenida República Argentina. Al terminar los estudios se
facilitaba trabajo a las alumnas en establecimientos de prestigio de Barcelona.
Pero Nuria, al conocer mejor el Opus Dei en la escuela, pidió la admisión como
agregada.
Pronto
colaboró en la escuela Pineda dando a conocer todas las ramas de Formación
Profesional que se impartían allí, así como la titulación de Graduado Escolar, necesaria para
formalizar un contrato de trabajo. Estos cursos eran becados si accedía a ellos
un número determinado de alumnas. Nuria, con su Citroën «dos caballos»,
recorrió varias ciudades de España dando a conocer esta oportunidad de estudio
y empleo en la Escuela Pineda a numerosas alumnas que finalizaban la Educación
General Básica.
Por la
escasez de espacio se vio la conveniencia de establecerse en Bellvitge, zona de
Hospitalet que crecía rápidamente en los años de severa inmigración. Los
estudios de Formación Profesional impartidos en Barcelona se trasladaron allí.
Nuria colaboró muy activamente en la instalación y luego en el mantenimiento de
la Escuela Pineda, que amplió estudios con Enseñanza Primaria y Secundaria,
llegando a contar con ochocientas alumnas matriculadas. Nuria contribuía
impartiendo educación cristiana a distintos niveles.
Trabajadora
incansable, asumía con responsabilidad y un profundo espíritu de servicio su
tarea. Allí donde estaba sabía generar un buen clima. Le gustaba que las
alumnas estuvieran a gusto; por eso ellas la buscaban para pedirle los menús más
apetecibles para ellas.
Otra dedicación laboral se le presentó al ofrecerle el IESE
(Escuela Superior de Empresas) la corresponsalía de libros para los alumnos de máster,
procedentes de varios países del mundo.
Orientada por los profesores y su gusto por la lectura, facilitaba a los
alumnos los ejemplares más adecuados a su especialidad y de formación cristiana
en varios idiomas. Se dedicó a estas labor hasta su jubilación.
Su amor
por la lectura era extraordinario: disfrutaba leyendo y había en ella una inquietud
por el saber y por llegar al fondo de las cosas. Intentaba sacar el máximo jugo
de los libros y quería que sus compañeras de vocación también conociesen a
fondo los textos que proponía.
Nuria
Piqué poseía una fuerte personalidad. Recia y convincente en sus principios
morales y religiosos, se distinguía por su entrega y servicio a los demás. Ante
las situaciones complejas, siempre sabía ver el lado positivo y extraer algo
bueno. Para ella todo sumaba y aprovechaba todo lo que pudiera aportarle la
vida. Miraba las cosas con una óptica amplia, como si las viera desde el más
allá. Una expresión muy suya definía su actitud vital de total confianza en
Dios: «Ens en sortirem!», decía, en su catalán materno.
Tanta
era su fe que, aunque pasara por situaciones extremas, tenía la certeza de que
Dios actuaría en la historia.
En su
última etapa, ya jubilada, padeció una enfermedad que limitó su vida y sus quehaceres,
pero supo afrontar con serenidad y lucidez los últimos tiempos, con gran
realismo y muy consciente de su situación, incluyendo los cambios anímicos. Poco
a poco, a medida que se acercaba su final, añadía a su lema una coletilla de
total abandono: «El que Déu vulgui». Especialmente lo decía en los momentos más
duros de su enfermedad.
Núria
murió el día 15 de octubre de 2024. Todos los que la conocieron y trabajaron
con ella la recordarán con enorme cariño y gratitud.
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